¿Hay algo peor que fallar un lance fácil, delante de todo el mundo? Sí, que lo graben.
Pues eso es lo que le pasó al protagonista de nuestro vídeo de hoy. El iba a echar un día de montería con sus amigos, de los de toda la vida, de los que se juntan unos colegas con una rehala para pegar cuatro tiros. La mañana había pasado tranquila, algunos tiros aquí, allá, pero nada por ahora, parece que nos iríamos a casa con las manos vacías, los perros ya se oyen desde lo lejos, unos se acercan y otros ladran a lo lejos, pero nada.
Cuando de repente, un ladrido empieza a oírse a lo lejos. El perro no paraba de ladrar, se iba aproximando, cada vez estaba más cerca, el corazón empezó a latirle con fuerza; pum, pum, pum. Apretó la escopeta con firmeza, era el momento. Oyó por fin romper el monte con furia, aún a lo lejos, pero vía hacia él. Una última mirada al arma, está cargada, el seguro está echado, lo quita. El chasquear de la bestia salvaje que se acercaba hacia él se oía a solo unos metros, 50, 30, 20... agarró fuertemente su escopeta, como si el bicho que se aproximaba tuviera intención de quitársela, cuando de repente...